Cataluña cuenta con innumerables atractivos, entre los que cabe destacar 6 conjuntos monumentales declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO y 3 elementos culturales declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El Modernismo es, sin duda, una de las marcas identitarias de Cataluña. Esto no sería posible sin la figura de Antoni Gaudí, cuyo genio hizo posible la construcción de lugares tan emblemáticos como el Park Güell, la Casa Milà (más conocida como La Pedrera), la Sagrada Familia o la Casa Batlló.
Todos ellos conforman un patrimonio único de innegable valor arquitectónico; la obra de Gaudí, basada sobre los pilares de la naturaleza y la espiritualidad, abrió nuevos caminos en la concepción espacial y propuso soluciones arquitectónicas totalmente innovadoras, como el uso de arcos parabólicos o las columnas inclinadas. Es por ello que la UNESCO declaró Patrimonio Mundial al conjunto de sus obras más representativas.
Enmarcado también en el Modernismo, Lluís Domènech i Montaner fue otro arquitecto de vital importancia en Cataluña. El Palau de la Música Catalana y el Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau son sus edificios más destacados, y los dos que están reconocidos como Patrimonio Mundial.
El Palau de la Música Catalana, construido entre 1905 y 1908, es uno de los símbolos del punto álgido del Modernismo catalán, con una sala de conciertos única y totalmente sorprendente. El Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau, terminado tras la muerte de su arquitecto, supuso en su momento un moderno planteamiento arquitectónico y urbanístico, aunque finalmente quedó incompleto (sólo se construyeron 27 de los 48 pabellones proyectados).
Otro de los lugares más emblemáticos de Cataluña y también declarado Patrimonio Mundial por su extraordinaria calidad artística es el Monasterio de Poblet. La abadía de Santa María de Poblet fue fundada en el siglo XII y es uno de los ejemplos de arquitectura cisterciense más importantes de nuestro país.
El Románico es otro estilo que cuenta con grandes ejemplos en Cataluña. La Vall de Boí concentra nueve iglesias rurales muy bien conservadas que son un testimonio único de la época medieval y que se integran a la perfección en un entorno rural de gran valor que se mantiene casi intacto.
Además de su arquitectura, en estas iglesias destacan especialmente las pinturas murales, que constituyen algunos de los mejores conjuntos del país y son un claro reflejo de la pintura románica, con sus colores planos, su simbolismo y su abstracción. También cabe destacar la talla de madera, como los Descendimientos de la Cruz situados en lugares preeminentes de las iglesias.
Si seguimos retrocediendo en el tiempo, encontramos otra maravilla de Cataluña, las ruinas de Tarraco. La antigua ciudad romana, de la que se conservan restos del siglo III a. de C. hasta el VI d. de C., fue declarada Patrimonio Mundial por la gran calidad de sus restos, que convierten al conjunto arqueológico en un bien universal incomparable.
Algunos de sus lugares más espectaculares son las murallas (que se conservan en buen estado en algo más de un quilómetro), el fórum de la colonia, el anfiteatro (uno de los lugares más representativos de Tarragona, con su conservación espectacular y su ubicación frente al mar), el circo o el fórum provincial.
Por último, yendo aún más atrás en el tiempo, encontramos el conjunto de arte rupestre del arco mediterráneo, que engloba 757 yacimientos y pinturas rupestres, de las que 60 están en comarcas catalanas. Se trata del conjunto de yacimientos de arte rupestre más grande de Europa.
Las pinturas datan de los años 6.000 a 1.000 a. de C., desde finales del Paleolítico hasta la Edad del Bronce o del Hierro, y se reparten entre Aragón, Cataluña, Valencia, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía.
En lo referente a lo inmaterial, la dieta mediterránea fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por su antigüedad y sus beneficios para la salud, ya que se trata de una dieta muy sencilla, variada y equilibrada. Además, no sólo es saludable, sino que tiene otras características importantísimas, como su alto componente social, cultural y ecológico.
La fruta, la verdura, el pan, el aceite de oliva y el vino son algunos de los elementos básicos de esta dieta, que se sigue en casi todos los países que dan al mar Mediterráneo, pero que está en peligro de extinción por los cambios en el estilo de vida actual. Íberos, celtas, griegos, romanos, bárbaros y árabes la han seguido a lo largo de la historia.
Los castells, los castillos humanos, son una práctica única en el mundo que también ha merecido la calificación de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Aunque es originaria de la zona de Tarragona (más concretamente de Valls), esta práctica se ha extendido por toda Cataluña a lo largo de sus 200 años de historia.
En Cataluña, se levantan unos 16.000 castells cada año, que en los casos más espectaculares llegan a los 10 pisos. Como se realizan siempre en ambientes festivos, los castells tienen una gran acogida entre el público catalán, que además puede colaborar uniéndose a la “pinya” (la parte de abajo del castell).
Por último, la Patum es la fiesta que se celebra en Berga durante la semana del Corpus. Se ha convertido en una festividad de gran importancia por su valor histórico, ya que se remonta al siglo XIV. Aunque ha evolucionado, conserva los elementos más importantes, con su representación de personajes simbólicos, la música y el fuego.